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                     Partidos Históricos

A lo largo de la historia del clásico rosarino, así como en muchos otros clásicos hubo partidos que quedaron para la historia y para humillación de una u otra hinchada e institución. Los dos equipos, tanto Rosario Central como Newell´s Old Boys tienen sus momentos de gloria y sus momentos de humillación.

El primer partido más recordado de la historia, si bien no se llama tanto a la hora de cargar al rival fue el primer partido de la historia en la era profesional de este clásico tan importante. Allá por el 14 de julio de 1940 se jugaba aquel encuentro inaugural del clásico por AFA, el cotejo lo ganó el Canaya por 3 a 1 con tantos de Heredia, Maffei y Hayes para el equipo de Arroyito y el único gol de La Lepra lo marcó Gómez.

Vuela Aldo vuela, tu vuelo hasta el gol

 



Sin dudas que uno de los partidos que quedó para la historia fue el encuentro por la semifinal del Nacional de 1971 que Central le ganó 1 a 0 al equipo rojinegro, también ganó la final y se consagró campeón. Pero lo más recordado no fue el partido en sí, si no que fue el gol de "Palomita" de Aldo Pedro Poy, un gol recordado para toda la vida por los Canayas y que le duele en el alma a todos los rojinegros.
Para muchos de los hinchas que vivieron aquel glorioso momento, esté fue el gol más festejado en la historia del Canaya, y cada 19 de diciembre (día del gol de la palomita) los hinchas se juntan para festejar aquel recordado gol. "Fue un centro desde la derecha y a la carrera del Negro González. Como vi que no llegaba con el pie, me tiré y la calcé de lleno con la cabeza", recuerda la jugada Poy.
Pero esto no quedó solo en aquel gol, la pasión, el folclore y la locura que se vive en Rosario permitieron cosas que parecen imposibles.
Cada 19 de diciembre posterior al "original" se convierten en réplicas de esa interminable y épica jugada. Los fanáticos del Canaya se reúnen, convocan a Poy, le tiran una pelota, Aldo se tira en palomita, "mete el gol" y todos gritan y gritan una y otra vez hasta el cansancio. El festejo de este gol quedó para el libro de los récord Guiness como el "Gol más Festejado de la Historia".
"Es algo inexplicable. Ya van 40 años y la gente sigue recordando mi gol, me siguen convocando para reunirme con ellos y revivir ese momento. Para mí es un halago que eso pase", reconoció el ex futbolista en una entrevista para Cancha Llena. Y agrega: "Igual, te confieso que en cada reunión siento un poco de temor por errar el gol. Si lo erro, sería desastroso (risas)".

Incluso, "La palomita de Poy" quedó inmortalizada en un emotivo cuento de Roberto Fontanarrosa, titulado, justamente, 19 de Diciembre de 1971, que narra la historia de un grupo de hinchas de Rosario Central que, de cara al clásico deciden llevar al Monumental al viejo Casale, ya que éste jamás había visto perder a los Canallas contra Newell´s. El texto narra la previa, el viaje y el partido en sí, con un final memorable:
"¡La cara de felicidad de ese viejo, hermano, la locura de alegría en la cara de ese viejo! ¡Que alguien me diga si lo vio llorar abrazado a todos como lo vi llorar yo a ese viejo, que te puedo asegurar que ese día fue para ese viejo el día más feliz de su vida, pero lejos lejos el día más feliz de su vida, porque te juro que la alegría que tenía ese viejo era algo impresionante! Y cuando lo vi caerse al suelo como fulminado por un rayo, porque quedó seco el pobre viejo, un poco que todos pensamos; "¡qué importa!" ¡Qué más quería que morir así ese hombre! ¡Esa es la manera de morir para un canalla! ¿Iba a seguir viviendo? ¿Para qué? ¿Para vivir dos o tres años rasposos más, así como estaba viviendo, adentro de un ropero, basureado por la esposa y toda la familia? ¡Más vale morirse así, hermano! Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de haberle ganado a la lepra por el resto de los siglos! ¡Así se tenía que morir, que hasta lo envidio, hermano, te juro, lo envidio! ¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo ésa, hermano! Yo elijo ésa". Todo hincha Canaya de verdad debe leer aquel cuento de Fontanarrosa, un cuento muy emotivo para todo hincha del club de Arroyito y que relata lo que es capaz de hacer un hincha tan sentimental como el rosarino para ganar un partido de fútbol y más aún un clásico.

En tu cara y en tu cancha. "Bendita sea tu zurda Mario".

Mi mayor orgullo, tu peor humillación. Así lo titularon los hinchas rojinegros a el recuerdo

de este partido donde Newell´s dio la vuelta olímpica y salió campeón en cancha de Central

allá por el año 1974.  Aquel 2 de junio en Arroyito, el equipo rojinegro consiguió su primer 

título de la historia al igualar en el último partido del cuadrangular final 2 a 2 frente a su 

clásico rival. La Lepra perdía pero llegó aquel conmemorado zurdazo de Mario Nicasio

Zanabria para igualar y desatar el delirio del pueblo rojo y negro.

El pueblo de Newell´s buscaba recuperarse de los títulos de Central en el 71 y en el 73, sobretodo 

de aquella semifinal que habían ganado los de Arroyito con el gol de Poy.

En el 1974 Newell´s se corona campeón de su primer torneo nacional de AFA: el Torneo Metropolitano 1974. El mismo es recordado por la parcialidad rojinegra no solo por el título 

conseguido sino que también por lograr dicha consagración en el estadio de su clásico rival Rosario Central. 
Con un empate en aquel derby el equipo Leproso ya se consagraba como campeón. El partido empezó mal para el conjunto dirigido por Juan Carlos Montes que perdía 2 a 0 con goles de Arias de penal a los 45 minutos del primer tiempo y a los 24 del segundo tiempo Aimar ponía el 2 a 0 para Central. Pero llegó el momento en que Newell´s despertó, dos minutos después del gol de Aimar descontó Capurro y cuando faltaban solo 9 minutos para el final llegó la es
pectacular volea de zurda de Mario Nicasio Zanabria que estableció el empate 2 a 2. Con este resultado Newell's sumaba 5 puntos contra 3 de Central. Newell's por primera vez alcanzaba el título de Campeón del Fútbol Argentino, frente a Central, en su cancha y hacía delirar a la hinchada Leprosa que ingresó al campo de juego al finalizar el partido para dar la vuelta olímpica.

 

 

Y se volvió a festejar

35 años más tarde de aquel zurdazo y la vuelta olímpica de La Lepra en cancha de Central, se celebró la obtención de aquel título. El 02 de junio de 2009, además de la presencia de aquellos campeones, a quienes homenajearon se proyectó el gol de Mario Zanabria que le dio el campeonato y del cual hasta ese momento parecía no haber registros. Además se jugó un partido con aquellas viejas glorias y los jugadores que por aquel año jugaban en Newell´s.

"4 a 0 y no quedo nadie"

En la historia del clásico rosarino los resultados adversos han herido mucho a los jugadores e hinchas. Tal es así que cada goleada dejó mucho dolor, ya sea para Central o Newell´s. 

El 14 de abril de 1991, La Lepra derrotaba 4 a 0 al Canalla en el Parque. Aquel equipo que era dirigido por Marcelo Bielsa humillaba a sus rivales con una clase total de fútbol y contundencia. 

Cuando corría el segundo tiempo el equipo que actuaba como local ese partido, ganaba 3-0.  Con la llegada del cuarto gol la parcialidad visitante comenzó a abandonar el estadio y desde ese momento la hinchada leprosa recuerda como el "4 a 0 y no quedó nadie".

Marcelo Bielsa, el DT de Newell´s en aquel 4 a 0 y abandono de la gente de Central

Un matador vigente...

 

El "Matador" Mario Alberto Kempes, campeón del mundial en Argentina en 1978 es el goleador histórico de Central y se cansó de hacer goles en el clásico.

A pesar de su gran cantidad de goles, el más recordado de todos fue el que convirtió en 1995.

El 8 de febrero de aquel año Central y Newell´s organizaron un partido para homenajear al "Matador", que había jugado su último clásico oficial el 1 de agosto de 1976. El delantero campeón con la selección,  por ese entonces contaba con 41 años y un par de kilos demás ya que había abandonado el fútbol profesional hace unos años.  

A pesar de todo la gente de Central, no le importaba su físico solo quería verlo jugar y cada pelota que tocaba en ese partido frente al equipo rojinegro era merecedora de aplausos. Como si esto fuera poco lo que faltaba para el delirio del pueblo auriazul era un gol de su ídolo y llego, tras un cabezazo de Basualdo al área, Kempes llega antes que el arquero y cabecea al gol para desatar la alegría de la hinchada de Central, y afirmar una frase suya: "El gol es todolo que me mueve a jugar. Es una especie de sedante. Cuando veo la pelota en la red contraria me desahogo, exploto. Cuando siento el grito de la gente recién estoy tranquilo".

































Este clásico también es muy recordado por la hinchada auriazul porque el partido debió suspenderse porque la gente de Newell´s comenzó a arrojar botellas y otros objetos contundentes a la cancha y el partido se hizo imposible de continuar. 























 

Volviste a abandonar..

1996 (Clausura): el 26 de junio, Newell’s, como local en la cancha de Central (por remodelaciones en el Coloso), ganaba 2-0 y Aníbal Hay cobró un penal a su favor y además expulsó por la falta a Horacio Carbonari. Desde la popular canalla comenzaron a caer bombas de estruendo en el campo de juego y el encuentro fue suspendido.



"4 a 0 y se fueron, Día Nacional del Abandono"

"En la cancha vos podes perder en la cancha vos podes ganar, lo que nunca vos podes hacer es abandonar..", ese es el fragmento de una canción que canta la parcialidad de Arroyito recordando ese famoso 23 de noviembre en Rosario. 

Corría el día 23 de noviembre en 1997 y se jugaba un nuevo clásico donde se renovaban las ilusiones y las ganas de ganar el derby que se iba a jugar en el Gigante de Arroyito.

Las formaciones:

ROSARIO CENTRAL : Sessa; Carbonari, Gerbaudo y Juan Ramón Jara; Eduardo "Chacho" Coudet, Cristian Daniele y Cuberas; Palma (capitán) y Carracedo; Maceratesi (2' Bustos Montoya) y Rubén Fernando Da Silva.

Suplentes: Ayuso, Germán Ezequiel Rivarola, Carlos Alberto Espínola y Rochi. DT: Miguel Ángel Russo.

NEWELL'S OLD BOYS : Goycochea; José Oscar Herrera), Ricardo Rocha, Vojvoda y Heinze; Saldaña, París y Guiñazú (17' Hernán Diego Ceferino Franco, 63' José Albornoz); Dalla Líbera; Julio Zamora (capitán) y Müller (63' Fernando Crosa). Suplentes: Guillermo Rafael Álvarez y Lujambio. DT: Mario Nicasio Zanabria.



























Cronica del diario La Capital

El día que Newell's decidió entregarse antes del final

- 23.11.1997

El cuerpo técnico decidió que Herrera se tirara al piso para que Ruscio diera por terminado el partido por inferioridad numérica. Newell's estaba por sacar del medio después de sufrir el cuarto gol (un bombazo casi a ras del piso de Petaco Carbonari) y Mario Zanabria, al borde del campo de juego, llamó al médico Ignacio Astore, a quien le dijo algo al oído.

Fue el principio del fin, la idea de terminar el partido antes de tiempo ya formaba parte de las intenciones del cuerpo técnico. París allanó el camino dos minutos después cuando se fue expulsado por pisar a Gerbaudo, sesenta segundos más tarde el entrenador rojinegro hizo los dos cambios que le quedaban. Sacó a Franco y Muller y metió a Albornoz y a Fernando Crosa (hermano menor de Diego).

Solo faltaba que Ruscio expulsara a otro jugador, o que simplemente alguno se lesionara. A los 64' hubo un tiro de esquina para Newell's y Sergio Goycochea se acercó al banco de suplentes para dialogar con Zanabria: la decisión estaba tomada, ya se había elegido la víctima. Del rechazo del córner vino un contraataque canalla que no llevó peligro. Apenas terminada la jugada el uruguayo José Herrera apoyó sus manos sobre las rodillas y después se sentó en el piso. Inmediatamente ingresó Astore al campo de juego, miró de reojo a Herrera, se puso en cuclillas para atenderlo, miró hacia el banco y pidió la camilla. A la obra, triste por cierto, le faltaba el toque final. Roberto Ruscio recibió el mensaje, lo entendió, lo decodificó y señaló la mitad del campo de juego.

La derrota no sólo abochornó a los rojinegros por la contundencia, también los desestabilizó de tal manera que los dejó sin la cuota de vergüenza deportiva necesaria como para afrontar el momento con la mayor dignidad posible.

Al fin y al cabo, lo único que se le podía exigir a Newell's después de ser superado abrumadoramente por las contingencias del juego era que entregara el partido con la frente lo más alta posible. Pero ni eso se pudo rescatar. Cierto es que la mayor responsabilidad recaerá sobre el cuerpo técnico que tomó la decisión, pero la historia los involucrará a todos cuando se recuerde el día que Newell's perdió por abandono en el Gigante.



Este partido es muy recordado por los hinchas Canayas no solo por los 4 goles, si no porque la gente de Newell´s dejo la cancha y además se dice que el técnico Mario Zanabria le ordenó a Herrera que simulara que no podía continuar para que el partido se suspendiera porque no había más cambios y al equipo rojinegro le habían expulsado varios jugadores.



 

"Pirulazo y chau pechos"

Los hinchas de Central dicen que cada vez que se enfrentan con la gente de Newell´s por una fase definitiva de alguna copa ya sea nacional o internacional, los del Parque "Pechean". 

¿Por qué esto? Porque dicen que cada vez que se han enfrentado por copas, el Canaya ha ganado, en referencia a la eliminación en 1971 con el gol de Aldo Pedro Poy, la eliminación en 1975 de la libertadores con Kempes como estandarte del conjunto de Arroyito, y por aquella famosa eliminación el 29 de agosto de 2005.

Central y Newell´s volvían a verse las caras por una copa internacional, en este caso la Copa Sudamericana, el partido de ida del repechaje por un lugar en los octavos de final empataron 0 a 0. Pero en Arroyito la cosa fue diferente, los Canayas ganaron 1 a 0 con gol de Germán "Pirulo" Rivarola, y aquel gol es recordado por todos los centralistas como "El Pirulazo". Pero no todo fue lindo para el Canaya aquella noche del 29 de agosto, porque sobre el final el equipo visitante se fue al ataque con prácticamente todos los jugadores y en la última jugada el "Tanque" Silva definió de taco dentro del área pero Juan Marcelo Ojeda, contuvo entre sus piernas el remate del delantero Leproso y el árbitro Horacio Elizondo finalizó el partido para alegría del pueblo Canaya que desató un enorme festejo.





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